Què és una màquina de Turing?

¿Puede pensar una máquina? Turing planteó la cuestión en 1947 ante el
National Physical Laboratory, y tres años después, en un artículo, Máquinas computadoras e inteligencia,
iniciando así la investigación de la inteligencia artificial. Turing
sostenía que esta cuestión sólo puede resolverse experimentalmente y
proponía lo que luego se ha llamado el test de Turing: podemos decir
que una máquina piensa si un interlocutor humano, comunicándose por es
crito con ella y con otros humanos, es incapaz de distinguir a la
máquina de los otros interlocutores humanos. Otros retos, como la
simulación de partidas de ajedrez o la prueba creativa de teoremas,
también han sido propuestos. Turing pensaba que en 50 años (es decir,
ahora) empezaría a ser posible construir máquinas asi.
Hace tiempo que los computadores realizan pruebas matemáticas
triviales, del tipo de los ejercicios que se ponen a los estudiantes,
pero se dudaba de su capacidad para encontrar pruebas originales de
problemas teóricos que hayan resistido a matemáticos profesionales. A
finales de 1996, Larry Wos y William McCune (del Argomié National
Laboratory) han logrado por primera vez programar un computador de tal
manera que ha resuelto creativamente un problema abierto que los
matemáticos humanos habían sido incapaces de resolver. Herbert Robbins
había planteado a Alfred Tarski la pregunta de si cierto sistema de
ecuaciones era equivalente a la definición de un álgebra de Doole.
Tarski no había sabido resolverlo, pero se o había pasado a otros
matemáticos hasta que finalmente legó a manos de Wos y McCune, que
trabajan en progra- as de prueba automática de teoremas. Un nuevo
programa genérico (no específico para el problema de Robbins), que trata
de probar hipótesis mediante la búsqueda de contradicciones implicadas
por la negación de la hipótesis, a conducido por sorpresa a encontrar
una prueba original de la conjetura de Robbins.
Turing se habría alegrado de este resultado, que confirma sus
predicciones. También se habría alegrado de lo mucho que se han
liberalizado las costumbres. En 1952 no quiso negar una relación
homosexual que había tenido, por lo que fue condenado judicialmente a
una pena de cárcel, conmutada por un tratamiento de hormonas que lo dejó
impotente y le estropeó su buena forma, física, que él siempre había
cuidado con gimnasia y carreras de maraón. Deprimido, se suicidó en
1954, a los 42 años de edad.
Jesús Mosterín, ¿Puede pensar una máquina?, El País, 19/02/997
Comentaris