Contra el perfeccionisme.
... como sociedad, parecemos estar obsesionados con la perfección: cómo nos vemos, cómo nos vestimos, qué trabajo tenemos… Quizás esto surja en respuesta a circunstancias laborales y económicas más desafiantes y competitivas. Aunque también podría deberse a expectativas sociales y materialistas que han ido cambiando. Vemos lo que otros tienen y eso nos dice que nosotros también deberíamos tener esas cosas, sin importar cuán poco realista sea el ideal. Al final puede acabar siendo una existencia estresante y agotadora.
Debido a que las personas perfeccionistas apuestan tanto por su éxito, este puede ser energizante y conducir a un compromiso casi obsesivo. El éxito puede venir gracias a ello; en cierta medida, incluso puede considerarse un efecto secundario involuntario. Pero, por cada persona exitosa que aparentemente encaja en el arquetipo de ser perfeccionista, ¿te imaginas cuánto talento se está desperdiciando a causa del perfeccionismo? Se debe a su alto coste. Los perfeccionistas no se quedan en una situación cuando las cosas se ponen difíciles: es demasiado doloroso, no les gusta correr riesgos y fracasar. Esta no es una receta para desarrollar el talento y el alto desempeño a largo plazo. En mi opinión, la mayoría de las personas que creemos que han tenido éxito gracias a su perfeccionismo probablemente lo han tenido a pesar de él.
Nada ni nadie es perfecto. Errar es humano, ¿verdad? En el fondo, buscar la perfección no solo es poco realista e irracional, sino que también es innecesario, agotador y la raíz de una vida insatisfactoria. Basándome en nuestro trabajo sobre el perfeccionismo, he llegado a la conclusión de que no me gusta el «bueno» en «suficientemente bueno». Si hay un antídoto contra el perfeccionismo es aprender sencillamente que somos «suficiente» tal como somos. No necesitamos tener éxito para ser valiosos o merecedores (ni siquiera necesitamos intentar tener éxito). Necesitamos aceptar nuestros defectos y ser amables con nosotros mismos y con los demás mientras nos tropezamos. Hay que perseguir nuestras pasiones y objetivos por placer, por un sentido de desafío personal y simplemente para ver si somos capaces de lograrlo.
No creo que exista el perfeccionismo sano. La línea entre querer hacer las cosas perfectamente y querer ser perfecto se difumina rápidamente. Ninguna de las dos cosas es útil, pero la segunda es particularmente dañina.
Mariana Toro Nader, entrevista a Andrew P. Hill: "¿Te imaginas cuánto talento se está desperdiciando a causa del perfeccionismo?", ethic.es 08/10/2024
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