La lògica de la meritocràcia




En la lógica meritocrática, el único culpable de que no tengas una «buena vida», como dirían los griegos, eres tú mismo. En consecuencia, los perdedores se sienten humillados y no reconocidos según esos estándares que cada sociedad impone para poder ser llamado «exitoso». Sandel pone el ejemplo de Estados Unidos, donde ser exitoso se traduce por tener un título universitario. Sin embargo, dos tercios de los estadounidenses no tienen ninguno y, por ende, son proclives a sentirse humillados y no reconocidos.

Por otro lado, en esta dinámica, los ganadores serían aquellos que se han responsabilizado de sus ganancias y pérdidas. Pensar que aquellos que han tenido éxito en la vida son los únicos ganadores genera dos problemas: soberbia y olvido de la tyché griega, que se traduciría por fortuna o azar.

La soberbia lleva a los «ganadores» a no poder ponerse en el lugar del otro, porque piensan que no tienen nada que ver con «el otro» por ser un fracasado que no está en mi lugar porque no quiso. Comprender la existencia de la tyché es muy importante; en ella se incluye todo lo que no es por obra y gracia de la voluntad propia, sino que, simplemente, te toca: una familia, unos recursos económicos, herramientas emocionales… Es comprender que no todos partimos de la misma línea de salida.

Magdalena Reyes Puig, Michael Sandel y su filosofía de la meritocracia, filco.es 14/04/2021

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