L'avenç del temps és una construcció mental.









En las ecuaciones fundamentales de la física no se ve que el tiempo avance en una dirección. Hay una correlación entre lo que sucede en un momento y otro, pero no que el tiempo avance del pasado al futuro. Pero así lo percibimos. Muy probablemente es una interpretación de nuestros cerebros de cómo funcionan las cosas. En ese sentido, se puede llamar una alucinación colectiva. El avance del tiempo es una construcción mental.

Quizá el hecho que más influye es que somos capaces de recordar el pasado y tenemos registros del pasado, pero no podemos recordar el futuro ni tenemos registros de él. Según la física, para entender eso no hace falta imponer que el pasado ya sucedió y el futuro todavía tiene que suceder. Basta con darse cuenta de que en una dirección temporal la entropía de los sistemas físicos, que podríamos describir como su desorden, aumenta. Y ese aumento hace que el pasado, que son los hechos con menor entropía, pueda ser recordado, dejar registros, y no así los del futuro, donde la entropía es mayor. Eso hace que percibamos unos hechos a los que llamamos pasado y no otros a los que llamamos futuro.

en las ecuaciones físicas no se ve el concepto de causa y efecto, solo el de correlación: un hecho se correlaciona con lo que sucede en otro momento y otro lugar. En la física clásica, si conociéramos la posición de todas las partículas del universo podríamos reconstruir tanto el pasado como el futuro. No hablaríamos de causa y efecto, sino de que todo está correlacionado, los hechos pasados y los futuros. Pero nuestra información es parcial, incompleta. Y, debido al aumento de la entropía, solamente podemos recordar, tener registro, de hechos pasados. Y esos son los que identificamos como las causas de las cosas que suceden ahora.Antes de Copérnico y de Galileo, todo el mundo estaba de acuerdo en que el sol salía por el este y se ponía por el oeste. Era otra alucinación colectiva. Una descripción física más correcta nos hizo entender que el Sol está prácticamente quieto y la Tierra gira. La percepción intuitiva de las cosas está basada en lo que sucede en nuestras escalas temporales y de energía. Del mismo modo que a los antiguos les parecía que la Tierra era plana porque en las escalas humanas es una buena aproximación, la forma en la que percibimos el tiempo todos los humanos es también aproximada, una buena aproximación dentro de nuestras escalas. 

A todos nos parece que el tiempo transcurre a la misma velocidad, hagamos lo que hagamos. Y eso es una aproximación. En lo alto de un edificio, transcurre más despacio que en la parte baja. Lo dice la teoría de la relatividad y se ha comprobado. Pero no nos parece que el tiempo fluya a distinta velocidad según donde estemos. Porque las diferencias del campo gravitatorio en la Tierra entre lo alto de una montaña y la parte de abajo son tan pequeñas que producen diferencias de velocidad de avance del tiempo pequeñísimas. Pero que se pueden medir. Y lo mismo con la velocidad de los observadores. En un tren de alta velocidad o en un avión, el tiempo transcurre para ti más despacio que para los que se quedan en tierra. Pero es una cantidad tan pequeña que a efectos prácticos no la percibimos.

Según la teoría de la relatividad, viajar al futuro es fácil, entre comillas. Basta con subir a una nave, darse un paseo por el universo a velocidad cercana a la de la luz y regresar a la Tierra. Podrías descubrir que en la Tierra ha pasado 100 años y para ti uno. Viajar al futuro se podría hacer, aunque tecnológicamente sea algo irrealizable hoy día. Sin embargo, viajar hacia el pasado es mucho más complicado, aunque podría haber configuraciones de materia que crearan bucles temporales, curvas temporales cerradas, que podrían permitirnos viajar hacia el pasado. O agujeros de gusano, una especie de atajos en el espacio-tiempo, que nos permitirían conectar momentos diferentes. Pero cuando uno mira las realizaciones prácticas de estas posibilidades, siempre hacen falta configuraciones extraordinariamente exóticas de materia y de energía. Haría falta energía negativa y en cantidades ingentes. Y los agujeros de gusano tienden a ser estructuras tremendamente inestables. 

Eso hace sospechar que incluso dentro del marco de la relatividad general, la posibilidad de realizar viajes hacia el pasado posiblemente no exista. Es lo que creía Stephen Hawking, que hizo la conjetura de protección de la cronología, según la cual, cuando la teoría de la relatividad se unifique con la física cuántica, se verá que los bucles temporales, los viajes hacia el pasado, simplemente no pueden existir.

Con la física clásica, el libre albedrío no puede existir porque, dada una configuración del universo en un momento dado, está determinado lo que sucederá en cualquier otro momento. La física cuántica introduce un elemento probabilístico, pero no significa que tengas libertad, porque las probabilidades de lo que va a suceder están fijadas y no puedes controlarlas. No está determinado completamente lo que va a suceder, pero no tienes auténtico control sobre ello. Es como cuando juegas a la oca: no está determinado lo que saldrá en el dado, pero no puedes controlarlo. No es una conclusión agradable, pero me parece inescapable dado el conocimiento que tenemos actualmente de la naturaleza. 



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