Naturalesa i destí.



El ADN también opina sobre nuestra psicología. Por ejemplo, numerosos estudios señalan que la agresividad tiene una base genética. Es evidente que comprender el papel del ADN en este tipo de comportamientos resulta muy difícil. Principalmente porque están involucrados numerosos genes y porque las circunstancias vitales de cada uno juegan, de nuevo, un papel determinante en la conformación de nuestra personalidad. A pesar de todo, se han descrito variantes en el ADN que provocan que unos individuos sean más agresivos que otros por naturaleza. Nuestras experiencias y educación los modularán, pero a ciertas personas les costará más que a otras reprimir determinados impulsos. El ADN no determina que alguien se enfrente con otro conductor por una discusión de tráfico, pero sí configura personalidades distintas que reaccionarán de forma dispar ante un mismo estímulo.

Miguel Pita, Los genes y el destino, El País 04/06/2017

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