Plató segons Thomas Mann (2).


Thomas Mann


Bien se ve que Platón supo extraer un significado de gran alcance a la distinción entre el artículo determinado y el artículo indeterminado. De ello hizo una paradoja pedagógica. Pues paradójico es, desde luego, afirmar que el conocimiento sólo puede referirse a lo invisible, a lo pensado, a lo intuido por el espíritu; paradójico es declarar que el mundo visible es una apariencia, un fenómeno, el cual, no siendo nada en sí, adquiere significado, adquiere realidad prestada, gracias tan sólo a lo que en él se expresa. La realidad de lo real ¡es únicamente un préstamo de lo espiritual! Esto, o no era nada, o era algo muy desconcertante para el sano entendimiento humano. Pero épater le bourgeois ha sido siempre el gusto y la misión, el altivo martirio del conocimiento en la tierra. Este ha encontrado siempre su placer y su sufrimiento en poner cabeza abajo el sano entendimiento humano; en invertir la verdad popular; en hacer que la tierra gire en torno al sol, siendo así que, para todo sentir normal, ocurre lo contrario; en desconcertar a los hombres, en embelesarlos y amargarlos, proponiéndoles verdades que se oponen derechamente al hábito de sus sentidos. Pero esto tiene una finalidad pedagógica; la de conducir el espíritu humano a alturas cada vez mayores, la de hacerlo capaz de nuevas hazañas. Y lo que Platón introdujo en el mundo occidental temprano con la interpretación, de tan largo alcance, que dio a la distinción entre el artículo determinado y el artículo indeterminado fue el espíritu de la ciencia. (pàgs. 28-29)

Thomas Mann, “Schopenhauer”, en Schopenhauer, Nietzsche, Freud, Bruguera, Barna 1984

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